miércoles, 27 de diciembre de 2017

¡Sin baquetas y con voz nueva!



 

¡Sin baquetas y con voz nueva!

Dos de la madrugada. Interior de un coche. Exterior a menos dos grados.

Martín - Esa de Ska-P en concreto me cuesta horrores

Brigitte - ¿Pero vosotros no erais de indie rock sobretodo?

Martín – Hay veces que no queda otra.

Brigitte le observa con el ceño fruncido y completamente estática.

Martín – No intentes tirarme de la lengua, no voy a contarte mucho más.

Brigitte – Te recuerdo que has sido tú el que ha empezado con el temita de las canciones.

Martín – Tengo la mano izquierda destrozada, tú misma lo has podido ver.

Brigitte -  ¡Normal! Las veces que te he visto tocar he sentido que el alma se me caía a los pies.                                                                                                    

Martín  (observándola sin moverse un ápice) – Gané un concurso hace doce años.

Brigitte - ¿Con esa mano?

Martín – Fui el mejor batería entre ciento cincuenta que se presentaron

Martín da un respingo sutil.

Brigitte (cogiendo aire) - ¡Uf!.. Me puedo imaginar cómo sería el resto.

Martín - ¿Te apetece que nos pongamos a hablar de tus desafinaciones con AC/CD?

Brigitte – Sabes que no es mi género, pero puedes decir lo que quieras. Me esfuerzo al máximo en cada concierto.                           

Martín – La verdad es que suelo aburrirme un poco cuando vais por el quinto tema.

Brigitte se queda de nuevo estática observándole.

Martín – Es que considero que tu grupo se está quedando un poco anticuado y de paso se está haciendo mayor.

Brigitte – ¿Y lo dice el más abuelete del suyo? 

Martín  (riéndose suavemente) – Esa sí que es una conversación que no me apetece nada tener.                                                                                       

Brigitte - ¡Qué malas son las crisis! ¡Ay!

Martín - ¿Qué pasa?

Brigitte – Se me ha quedado dormido el pie

Brigitte agita su pie izquierdo con impetuosidad.

Martín - ¿Te ayudo?

Brigitte – No, no hace falta, quédate ahí. Ya se me pasa. Por cierto ¿Conseguiste encontrar el libro ese sobre recetas veganas?

Martín – No son veganas, son recetas orientales. Y sí, lo conseguí, ¿Por qué lo preguntas?

Brigitte – Por nada, me he acordado ahora.

Martín - ¿Ahora?

Brigitte - Si

Martín (extrañado) - ¿Justamente ahora?

Brigitte (sonriente) – Si. Es que Alejandro se está pasando al veganismo y estaba interesada en el tema.

Martín - ¿Entonces por qué no le preguntas a él? Yo no soy vegano

Brigitte (riéndose) - Vale, le preguntaré a él en ese caso.

Martín – No te rías… Me hablas de un libro que me importa bastante poco, de que Alejandro es vegano y de que te interesa el tema en concreto. De verdad que no sé porqué salen esos temas justamente ahora.

Brigitte (conteniendo la risa) – Tienes toda la razón, no sé porqué hablo precisamente de todo eso cuando lo que realmente deberíamos preocuparnos es la muerte por hipotermia.

Martín – Subo la calefacción.

Martín se inclina suavemente hacía adelante y presiona un botón con un dedo de la mano izquierda.

Martín - ¡Puff!

Martín se queda estático. Brigitte le observa atenta.

Martín – Yo creo que ya.

Brigitte - ¿Ya?

Martín – No… Creo que en medio minuto ya habrá subido la temperatura lo suficiente como para estar a gusto.

Brigitte – Ya no tengo tanto frío. Me va y me viene.

Brigitte de repente comienza a mascar algo.

Martín (sorprendido) - ¿Estás comiendo chicle?

Brigitte – Si… Llevaba un rato con él en la boca pero es que voy a acabar atragantándome si no le mastico.

Martín (irónico) - ¿Y por qué no mejor lo tiras y te deshaces de él?

Brigitte le observa sonriente.

Brigitte - ¿Me dices donde?

Martín (irónico de nuevo) - Pues no sé… En el cenicero por ejemplo.

Brigitte – Está muy lejos.

Martín resopla fuertemente y le acerca la mano a la boca. Brigitte le echa el chicle mientras le sigue mirando sonriente. Martín vuelve a inclinarse para echar el chicle en el cenicero y esta emite un pequeño chillido. Martín comienza a reírse con exaltación.

Martín – Eres una escandalosa.

Brigitte – Nunca te disgustó eso.

Martín – Ni muchas otras cosas.

Brigitte (curiosa) - ¿Ah, sí, cómo qué?

Martín – Tú en general.

Martín pega un fuerte respingo y gira la cabeza ocultándose de Brigitte.

Brigitte (exhalando aire con fuerza) – Dame algo más de información antes de que muera.

Martín (volviendo la cabeza hacia ella y sonriendo con suficiencia) – No es un buen momento.

Brigitte – Creo que mejor que este, ninguno.

Martín niega con la cabeza y se echa hacia atrás en el asiento dando un fuerte golpe.

Brigitte (en un hilo de voz) - ¡Por favor!

Martín vuelve a negar.

Brigitte - ¿Estás seguro de que la calefacción funciona? Tengo frío. Tienes un coche muy raro, aunque a lo mejor puede ser que sea yo, llevo un rato como destemplada.

Martín – Estoy enamorado de ti.

Martín vuelve a dar otro respingo con energía en el asiento y Brigitte le apoya una mano en el hombro derecho mientras permanece inmóvil.

Brigitte – Para

Martín – No puedo, ahora mismo no puedo.

Brigitte le apoya la otra mano en su hombro izquierdo.

Brigitte (con la voz contenida y mirándole fijamente) Por favor, para.

Martín se detiene y la observa atentamente.

Brigitte - ¿Me estás vacilando o es que te has venido arriba por el momento?

Martín – Bastante complicado ha sido para mí el decidirme a decírtelo.

Brigitte - ¿Y Victoria?

Martín (confuso) - ¿Qué Victoria?

Brigitte - ¿Qué Victoria? Tu Victoria, tu novia.

Martín - ¿Pero de quién leches me estás hablando?

Brigitte – Estoy hablando de Victoria, la única Victoria que siempre está en vuestros conciertos animándoos como una neurótica y que siempre es tan cariñosa con todos vosotros, pero sobretodo contigo.

Martín – ¡Victoria! Te refieres a la anterior cantante del grupo, que fue reemplazada hace más de tres años por Lucas. Que por cierto lleva más de un año casada con nuestro anterior bajista. ¿Cómo has podido llegar a la conclusión de que era mi pareja?

Brigitte – Yo que sé, hace mucho tiempo que ya no sé qué pensar con respecto a ti. Siempre pensé que era tu novia.

Martín – ¿Siempre?

Brigitte afirma rotundamente con la cabeza.

Martín – Bueno, ahora muchas cosas empiezan a encajar.

Brigitte - ¿A qué te refieres?

Martín – A Alejandro.

Brigitte - ¿Qué pasa con él?

Martín – Puede ser más fácil cuando tú también tienes pareja.

Brigitte (apoyando una mano en el pecho de Martín) ¿Que qué..? Alejandro es mi hermano y compañero de piso de paso.

Martín mira a Brigitte descolocado.

Martín – Nunca me dijiste que fuera tu hermano, me hablas constantemente de él pero lo único que sé es que es vegano.

Brigitte parpadea varias veces con fuerza mientras observa a Martín.

Brigitte – ¿Cómo puede ser que en estos nueve meses no supiéramos algo así el uno del otro? Creo que aquí ha habido un grave problema de comunicación.

Martín – Yo creo que el problema ha estado en otro lugar.

Brigitte – Si, en que damos vergüenza ajena.

Martín – No. En que follamos más de lo que hablamos.

Brigitte – O que solo hablamos cuando follamos, como ahora mismo.

Martín – Hace más de dos minutos que dejé de follarte para sincerarme y dejarte claro que no hay nadie más.

Brigitte - ¿Tienes que decirme algo más?

Martín – Creo que de momento no.

Brigitte – Entonces sigue

Brigitte que ha estado sentada todo el tiempo sobre Martín en el asiento del copiloto, ambos desnudos, aprieta sus piernas de nuevo alrededor de las de él y deja caer su cadera.

Martín (soltando un pequeño gemido) -  No creo que pueda aguantar mucho más.

Brigitte – Llegaremos los dos al mismo tiempo, el coche ya ha cogido la misma temperatura que nosotros y recuerda que hoy yo llevo el ritmo.

Martín (moviéndose cada vez más deprisa contra Brigitte) – Cada vez me asombro más con el control que tienes sobre mis huevos.

Brigitte (conteniendo la risa mientras jadea) No me hagas reír, por favor, que así nos será imposible.

Martín – Con lo cachondo que me pones siempre te aseguro que será más que posible.

Brigitte – No hagas nada más, no pares ahora.

Ambos aceleran el ritmo de sus movimientos.

Martín - ¡Bri!

Brigitte – ¡No!

Martín - ¡Bri!

Brigitte – ¡Poco!

Martín – Espera…

Brigitte – ¡Sí!

Martín - ¡Dime!

Brigitte - ¡No!

Martín (exhalando y gimiendo al mismo tiempo) - ¡Uf!

Brigitte - ¡Dios! ¡Dale!

Brigitte emite un grito ahogado. Martín apoya su cabeza sobre el pecho de Brigitte y se pega a ella rodeándola con los brazos.

Martín - ¡Me puedes!

Martín exhala un último gemido y se apoya de golpe contra el asiento. Los ojos de ambos permanecen cerrados, los cristales del coche están completamente empañados, tan solo se escucha el sutil siseo de la calefacción y un búho en la distancia.

Brigitte – Estoy enamorada de ti.

Martín abre los ojos y observa sonriente a Brigitte todavía colocada sobre él.